¿Cómo liderar la Inteligencia Artificial (IA) desde las competencias humanas? Éste fue el planteamiento del webinar que el pasado 28 de marzo organizó la ACCID con la participación del economista Javier Asenjo, vicepresidente de la Comisión de Economistas Docentes e Investigadores de los Colegio de Economistas de Catalunya, y del periodista y comunicador Manuel Murillo, profesor del Máster de Comunicación Especializada de la Universidad de Barcelona. El debate lo moderó la presidenta de ACCID, la economista Montserrat Casanovas.
La irrupción de la IA es ya una realidad en el mundo empresarial, por ejemplo, con la actualización del Chat GPT en su versión 4a. Este Chat incorpora la IA y ha sorprendido por su capacidad de ejecutar múltiples procesos en muchos ámbitos: desde programar códigos informáticos a mantener conversaciones, escribir un trabajo de fin de carrera a una canción o responder a preguntas. Sin embargo, las excepciones a las reglas generales siguen siendo un problema para la IA, por lo que requerirá nuevas mejoras. El ingenio, gracias a la IA, es capaz de mantener conversaciones, las reconoce y por tanto las dota de un contexto, lo que augura la posibilidad de contar con nuevas funciones.
El papel humano en el liderazgo de la tecnología reside también en la aportación del pensamiento crítico, paso previo ineludible a la toma de decisiones.
Manuel Murillo apuntó que la experiencia de utilizar la IA genera miedo a las incertidumbres así como desconfianza a todo lo que crea. ¿Puede ser un sistema que genere información falsa?
Desde la perspectiva del liderazgo humano de la tecnología, es un sistema que proporciona tiempo, el hecho más positivo, que repercute en un progreso, en creación de riqueza, por ejemplo. La IA puede entregar a las personas de tareas repetitivas y sencillas para destinar el tiempo ahorrado a crear nuevas iniciativas con valor añadido. Una virtud defendida en el debate.
Javier Asenjo postuló la fórmula LV=(H*Tec)T, según la cual el liderazgo vital de las personas es igual a la multiplicación de las personas por la tecnología potenciadas por el tiempo. Usamos una IA pero con el pensamiento crítico que no tiene una máquina.
El economista expuso diferentes herramientas con las que se puede experimentar a partir de la aplicación de la IA en ámbitos tan diversos como la voz y el vídeo (Murf, Fireflies), la imagen (Canva, Dall-e-2, Midjourney), texto (desde Jaspers a Soft Català) o buscadores (Bing, Watson, Perplexity o Bard). Y al mismo tiempo recordó cómo se aplica en la empresa, por ejemplo, en los sectores de la logística (reparto, optimización de rutas y autoconducción), el ocio (con generadores de música, potenciadores de videojuegos), y tambien en la educación (la elaboración de trabajos, aprendizaje personalizado, aprendizaje profundo o la propia universidad como StartUp, un sistema de gestión avanzado de aprendizaje).
La presidenta de ACCID, Montserrat Casanovas, subrayó el valor de la IA como factor de progreso económico, un sistema que genera tiempo para poder dedicarlo por parte de las personas a poner en marcha nuevas ideas con valor añadido. Reconociendo que ante el papel disruptor de la tecnología existe la necesidad (humana) de aprender, reciclarse y adaptarse apuntó “ Si hacemos las preguntas adecuadas y las interpretaciones adecuadas, la IA puede ayudar a tomar mejores decisiones”. Casanovas destacó también el principal papel del pensamiento crítico en el liderazgo humano.
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