Biodiversidad y contabilidad. A través de la conferencia online organizada por la Comisión conjunta del Colegio de Economistas y ACCID, la economista Núria Arimany (UVIC-UCC) subrayó la relación entre ambas materias con el sector económico de la apicultura como ejemplo, dando un paso más allá –un escalón, de hecho- en el ESG, siglas que se corresponden en inglés con los términos Environmental, Social and Governance, que también son criterios que repercuten en la capacidad de las empresas para recibir inversiones y, por tanto, inciden en reputación y sostenibilidad.
¿Por qué la apicultura? Este sector, ligado a la biodiversidad y la polinización, es relevante por su valor económico –producción de 62 millones de euros– y porque las abejas son los activos valiosos del sector y de la biodiversidad en general. Además, evidenció la relación entre Biodiversidad y Contabilidad (como sistema de información financiero y sostenibilidad) para la supervivencia de las abejas y del sector apicultor.
Arimany expuso la diagnosis de la salud económica y financiera de la apicultura entre los años 2016 y 2021 según la cual el sector había experimentado una evolución positiva, tanto del activo como del pasivo y el patrimonio neto, aunque la pandemia provocó que en el capítulo del endeudamiento se haya producido una bajada de la rentabilidad en el último período, 2020-2021.
En cuanto a la sostenibilidad, detalló que la apicultura está sujeta a cambios por la supervivencia de las abejas y del propio sector, además de por el efecto de acciones y actuaciones como las ayudas PAC 2023 – 2027, los reglamentos en respuesta a la iniciativa ciudadana “Salvemos a las abejas y los agricultores. Hacia una agricultura respetuosa con las abejas por un medio ambiente sano”, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, el nuevo pacto de polinizadores 2023, la Directiva sobre Información Corporativa de Sostenibilidad y los modelos económicos sostenibles y de financiación sostenible (modelos de economía circular).
Las abejas son el mayor grupo de polinizadores y gracias a esta función representan uno de los activos más importantes para la biodiversidad. Un tercio de los alimentos pueden perderse sin polinizadores, por ejemplo, recordó Arimany. En el mismo sentido, destacó el valor de la agricultura diversa y sostenible (frente al impacto de los monocultivos), las acciones en favor de la conservación de especies (protección de zonas o corredores ecológicos) y un modelo económico que promueva la reutilización (economía circular).
Entre las conclusiones, la economista recordó la importancia de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Económico, de la eliminación del 50% de los plaguicidas químicos peligrosos en 2030, la apuesta para que al menos un 25 de la agricultura sea ecológica, el valor de las ayudas tanto para el cuidado del subsuelo como para la agricultura en general, la necesidad de la investigación y la vigilancia de las plagas que afecten abejas, de poner en marcha planes para la conservación de especies y la protección de zonas del territorio, la implantación de modelos de negocio circular y de financiación sostenible para preservar las abejas y el sector apicultor, sin olvidar la necesidad que tiene el sector de recuperarse financieramente del impacto de la pandemia y la observación de la salud precaria del período actual por a la supervivencia de las abejas y del sector apicultor.
La apicultura y las abejas como activo valioso sirvieron para poner en evidencia la relevancia de la biodiversidad en la contabilidad y la economía, y en general, en unos modelos que afectan a nuestra alimentación y los ecosistemas que conocemos.