La Comisión de Economistas Docentes e Investigadores del Colegio de Economistas de Catalunya y ACCID organizaron el pasado miércoles 13 de diciembre el webinar “Oportunidades y retos de la IA. Una visión práctica en la educación”. Introdujo y moderó la sesión la presidenta de ACCID, Montserrat Casanovas, y contó con la participación, como ponente, de Francina Solé-Mauri, doctora en Tecnología de Ingeniería Ambiental y profesora asociada a varias universidades entre las que se encuentra ha la UOC y la Universidad Miguel Hernández.
Francina Solé dio a conocer las principales características de las herramientas de Inteligencia Artificial disponibles actualmente, tanto de carácter gratuito como de pago, y su uso en relación con el mundo educativo. La ponente inició la sesión con una cita del espacio web «Rincon del Vago» de 2001 con la que destacó que «la educación no puede ser ajena a las herramientas (…) en todo caso sería más útil enseñar cómo funcionan” y, a modo de ejemplo comparativo, expuso las claves del éxito de la Inteligencia Artificial (IA) generativa -la que genera nuevo contenido a partir de patrones aprendidos, con Chat GPT como muestra más conocida- como una herramienta multiuso – «tal como una navaja suiza», apuntó.
Las claves del éxito se encuentran en la versatilidad, facilidad, efectividad y accesibilidad. Subrayó que en cuanto a efectividad, por ahora, las herramientas de IA sólo muestran «lo que parece que necesitamos». Éste fue un aspecto sobre el que insistió a lo largo de la conferencia, ya que a menudo la IA no muestra sus fuentes y, por tanto, los resultados deben comprobarse siempre.
El efecto más negativo de un resultado de IA son las llamadas “alucinaciones” de las herramientas, que ofrecen en ocasiones una respuesta, la que parece desear ver al usuario, pero que no es correcta. Nada más alejado de la certeza que proporcionaría una búsqueda y verificación por parte de una persona. Este comentario que hizo la investigadora debe situarse en el contexto de la fecha de hoy. La evolución de la IA durante los próximos meses y años puede proporcionar una visión muy distinta.
El otro aspecto a tener también en cuenta es la accesibilidad. Actualmente, muchas herramientas de IA son accesibles gratuitamente para muchos usuarios. Otras tienen una versión gratuita y otra de pago, pero nadie garantiza que en el futuro más inmediato sigan existiendo herramientas gratuitas, con lo que corre el peligro de que se cree una brecha digital en el acceso a esta tecnología.
No es necesario ser un experto para utilizar la IA. No hace falta ser un programador. Podemos acceder desde el móvil. Para empezar, es necesario tener muy claro sobre todo el “prompt”, es decir, la indicación que haremos a una herramienta de IA para que nos ofrezca un resultado. Y a partir de ahí se abre un mundo de investigación y experimentación.
Ofrece oportunidades en tanto que permite una personalización del aprendizaje y una retroalimentación. Además, ahorra tiempo a las personas docentes y usuarias en general en la elaboración de muchas tareas (básicas). Proporciona asistentes para el aprendizaje (“Testualia”, “Mindgrasp”, “Merlin”, “Canva”, Moodle” crean resúmenes, notas, tarjetas, hacen preguntas sobre contenidos que se suben). Son herramientas inclusivas, como las que proporcionan los editores de texto, que leen los textos, preparan los contenidos para mejorar la legibilidad, entre otras posibilidades, o las extensiones de algunos navegadores, que incluyen complementos de IA por ejemplo por facilitar el uso de ChatGPT.
Hay sin embargo una serie de retos ante el uso de la IA:
- Conocer las fuentes que utiliza una herramienta
- Existe a menudo una falta de comprensión del mundo real cuando las herramientas ofrecen resultados y se producen “alucinaciones” que es necesario rechazar
- La tecnología es muy sensible al contexto
- Los resultados son plausibles pero no verificados
- Esta tecnología es vulnerable en cuanto a prejuicios y parcialidades (por ejemplo, de género)
- Puede aumentar la brecha digital del alumnado
Y hay otros retos éticos:
- Privacidad y seguridad de los datos. Hay que estar atentos a las peticiones o demandas de datos que formulan las herramientas a los usurios debido a la escasa garantía que ofrecen en cuanto al tratamiento que van a realizar
- Discriminación y prejuicios
- La responsabilidad y las consecuencias. Las herramientas sólo indican para qué no se pueden utilizar pero no asumen una responsabilidad a partir de lo que puedan ofrecer
- Transparencia e interpretabilidad
- Dependencia tecnológica e impacto social (“hoy todavía escribimos, pero…” advirtió la ponente)
- Plagio e integridad académica: es necesario replantearlo. Francina Solé indicó que podría haber unos usos razonables de la IA como la consecución de una corrección ortográfica y gramatical, una mejora del redactado, el hecho de poder disponer de una sugerencia o un borrador de contenido, una edición interactiva o una escritura automática del texto
La ponente propuso que ante el uso de la tecnología es necesario ser honestos, tanto los profesionales de la docencia como el alumnado, de forma que se establezcan normas claras de evaluación, uso y responsabilidad de quien utiliza las herramientas. Por ejemplo, no deberían utilizarse para obtener un resultado en un examen. Los estudiantes deben ser capaces de explicar y justificar sus trabajos.
Para Francina Solé, en cuanto a conclusiones, cabe distinguir que la IA:
- Nos fuerza a dotarnos de nuevas competencias, a docentes y alumnado
- Nos permite la personalización del aprendizaje
- Automatiza el trabajo docente de bajo valor añadido
- Es necesaria una adaptación a las tecnologías, en contenidos y metodologías, por ejemplo
- Tener en cuenta los retos éticos (la tecnología va muy por delante de la regulación legislativa), la fiabilidad de los resultados y los sesgos en los que puede incurrir una herramienta