El martes 25 de septiembre se celebró en el Colegio de Economistas de Cataluña (CEC) la conferencia La revolución demográfica: El futuro es sénior, desenvolupament de la «Silver Economy» y del Talento Sénior impartida por Laura Rosillo, conferenciante, formadora , consultora en Observatorio del Aprendizaje en la Madurescencia y miembro de la Red COOLDYS, acompañada por Santiago Iglesias, presidente del Grupo de Economistas Seniors del Colegio de Economistas de Cataluña, Joan Sanz, miembro de la Junta de APDO , y en Salvador Guasch, economista, humanista y presidente de honor de la Comisión de Intangibles de ACCID.
Durante la sesión se expuso que estamos en plena revolución demográfica en la que la baja natalidad que sufrimos, unida al constante aumento de la esperanza de vida, augura una sociedad envejecida donde los jóvenes son un bien escaso y en la que ha aparecido una nueva madurez que envejece mucho más lentamente que generaciones precedentes.
En el contexto de la empresa y las organizaciones están conviviendo hasta cuatro generaciones que poseen características diferenciales claras y que plantean nuevos retos sobre la gestión del talento y el futuro del trabajo. Edad biológica y edad cronológica se están separando y el alargamiento de la esperanza de vida, una nueva madurez adulta, sana y activa, ha dado lugar a una nueva etapa, la «madurescencia», que se caracteriza por un nuevo esfuerzo de búsqueda de una nueva identidad. Se inicia un marcado esfuerzo por realizar cosas que llenen de valor y significado su existencia, incluyendo un interés relevante para contribuir al desarrollo de las generaciones más jóvenes.
En nuestro presente empresarial ha comenzado con fuerza la llamada «guerra por el talento» por la que los reclutadores pelean para incorporar y retener en sus organizaciones talento joven para garantizar así la necesaria innovación para la supervivencia de la empresa, dando por que sólo hay talento entre las generaciones jóvenes y que las generaciones maduras están obsoletas o rígidamente anquilosadas en planteamientos desfasados.
La escasez de talento no se debe sólo a problemas de encaje entre el sistema educativo y la empresa, ni con la escasez de jóvenes por la baja natalidad, ni con los profundos cambios tecnológicos que está sufriendo la empresa, ni con la robotización y sustitución de multitud de puestos de trabajo por máquinas. A estas razones y otras, hay que añadir otra razón de peso que ha venido a agravar esta falta de talento en las organizaciones. En los últimos años las organizaciones han centrado en la reducción de costes que ha propiciado la lenta desaparición del talento interno. La expulsión masiva de trabajadores maduros a través de jubilaciones anticipadas o directamente de despidos, ha conseguido que salieran por la puerta las habilidades, conocimientos, experiencia y relaciones del talento experto que tantos años costó desarrollar.
Y a pesar de la evidencia irrefutable del envejecimiento de la población activa, del imposible relevo generacional dada la mencionada caída de la natalidad, las empresas siguen sin contratar ni retener a los profesionales de más edad, ni tienen en cuenta el envejecimiento de sus plantillas en los planes de desarrollo profesional.
Es hora de que las organizaciones, sin descuidar la incorporación y desarrollo de las generaciones más jóvenes, tan necesarias para posibilitar la innovación radical, empiecen a cultivar el talento experto de los trabajadores «madurescents» en pleno renacimiento profesional posibilitando segundas carreras profesionales centradas en el talento de cada trabajador maduro y no en su profesión y que las organizaciones tomen conciencia del ingente talento potencial que reside en esta nueva mayoría, los «GoldenWorkers» bimillenials madurescents, llamados a seguir aportando valor a la transformación social que estamos viviendo y de la que quieren seguir siendo protagonistas de una manera generativa y no pasiva.
Este acto estuvo coorganizado a iniciativa de los miembros de la Comisión de Intangibles de ACCID, el Grupo de Economistas Seniors del Colegio de Economistas de Cataluña y APDO (Asociación de Profesionales en Desarrollo de la Organización).